“El plutonio es un elemento químico realmente extraño”, explica Jon Custer, director técnico de los Laboratorios Sandia, en Nuevo México. “El plutonio presenta siete estructuras cristalinas diferentes, y tres de ellas son únicas en este elemento. Eso significa que no existe ningún sucedáneo. No hay nada que se comporte como él.”

Lo que Jon quiere decir, es que la única manera de experimentar con plutonio es… usar plutonio. Las bombas nucleares usan Plutonio para generar una catastrófica reacción en cadena por todos conocida, pero ¿Cómo sabemos si el plutonio de uno de estos artefactos funciona de verdad?

Pues es muy sencillo… haciendo explotar la bomba. El gobierno estadounidense tuvo una larga trayectoria en este tipo de experimentos, pero en 1992, el entonces presidente del país, George H.W. Bush, firmó una moratoria unilateral que prohibía este tipo de ensayos. Han pasado 30 años, y el gobierno estadounidense observa con preocupación creciente su arsenal nuclear, una colección de artefactos de muerte y destrucción que en algunos casos ya tienen más de 50 años. ¿Cómo saber si todas esas preciosas bombas nucleares siguen funcionando si ya no podemos hacerlas detonar?

La respuesta es una máquina de 125 metros de largo llamada Scorpius. El proyecto tiene un presupuesto de 1.800 millones de dólares, y se supone que se completará a finales de 2027. Actualmente ocupa a técnicos del laboratorio Los Alamos, del laboratorio nacional Lawrence Livermore, y del del laboratorio nacional Sandia. Ha sido precisamente este último centro el que acaba de publicar un fascinante artículo sobre Scorpius que ha puesto la máquina en nuestro radar. Sus técnicos están a punto de terminar el inyector de electrones de 13 metros que está en el corazón de la máquina.

Un técnico inspecciona los conectores de alto voltaje del inyector de electrones
Foto: Craig Fritz | Laboratorio Nacional Sandía

Radiografiar plutonio en estado crítico

Scorpius es, en esencia, una máquina de rayos-X. Solo que en lugar de comprobar el hueso de un paciente, su cometido será analizar el estado del plutonio. Para ello tiene que someter pequeñas muestras de este material a condiciones críticas similares a las que se producen justo antes de una explosión nuclear. Cuando el isótopo llegue a ese estado, Scorpius bombardeará la muestra en estado crítico con electrones. El inyector, concretamente, generará cuatro pulsos de 25.000 voltios para dar energía a un haz de 22,4 millones de electron-voltios. Los rayos-X resultantes serán analizados mediante supercomputadoras para validar las condiciones del material.

¿Qué es lo que los investigadores quieren comprobar exactamente? El plutonio, como todos los isótopos radioactivos, sufre un proceso de desintegración natural conocido como decaimiento nuclear. Esa degradación afecta a las estructuras cristalinas originales que el material tenía cuando lo fabricaron. Scorpius se encargará de radiografiar el estado actual de esas estructuras del material y aplicarlas a modelos matemáticos para predecir cómo se comportará el plutonio si se somete a fisión. Los investigadores llaman a este proceso: “hacer cosquillas en la cola del dragón”.

Dos técnicos inspeccionan el aislante en una célula de voltaje del inyector del Scorpius.
Foto: Craig Fritz | Laboratorio Nacional Sandía

Jon Custer explica el problema de manera muy prosaica. “Si tienes un auto en el garaje desde hace más de cincuenta años y un buen día metes la llave en el contacto, ¿realmente crees que se pondrá marcha? Pues ese es el tiempo que tienen algunos de nuestros disuasorios nucleares, y hace más de 30 años que no realizamos ninguna prueba. Los autos se producen por millones y es fácil encontrar fallos. Nuestros disuasorios se fabrican individualmente. Necesitamos comprobar que siguen funcionando”.

Sí, el bueno de Jon llama “disuasores” a las armas nucleares.

Scorpius no solo servirá para hacer que las armas de antaño pasen su inspección técnica periodica. También servirá para comprobar la viabilidad de nuevos diseños sin tener que hacerlos explotar. Suena todo bastante absurdo desde el punto de vista de alguien (servidor) a quien las armas nucleares le parecen absurdas en primer lugar, pero supongo que todo tiene sentido en su propia y extraña lógica cuando decides llamarlas disuasorios. Las primeras piezas del inyector de Electrones llegarán al emplazamiento de Scorpius, en el mítico sitio de pruebas nucleares de Nevada, en marzo de 2024. Allí se irán ensamblando en superficie hasta que se muevan al laboratorio subterráneo U1a. Las pruebas comenzarán en algún momento de 2026 o 2027.

2 respuestas a «Scorpius, la máquina que hará explotar Plutonio para comprobar la caducidad de las armas nucleares»

  1. […] que Oppenheimer detonó la primera bomba atómica en 1945 se han llevado a cabo alrededor de 2.000 pruebas nucleares en el planeta. El problema es que, desde 1963, gran parte de esas pruebas son subterráneas. Un […]

  2. […] debido registro de cómo hemos llenado la atmósfera de dióxido de carbono, de nuestras más de 2.000 pruebas nucleares, y de cómo hemos enmarranado hasta el último rincón del planeta con microplásticos, residuos […]

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