La tan manida frase “ya no se hacen las cosas como antes”, es rematadamente cierta cuando nos referimos al mundo de la publicidad. En cuestión de marketing y acciones publicitarias, incluso diría que el sector ha avanzado. En Hollywood, por ejemplo, hay historias para no dormir de todos los colores. Una de ellas ocurrió cuando un publicista llegó a Paramount con una idea brillante: promocionar Misión Imposible 3 con una pequeña sorpresa sonora en los estantes de periódicos al azar de Los Ángeles.

Aquel tipo probablemente ya no se encuentra en el sector. Afortunadamente, nadie salió herido de aquella campaña.

La historia se remonta al año 2006, cuando Misión: Imposible 3 estaba a punto de estrenarse en los cines. Tras dar luz verde al insólito plan del ejecutivo de publicidad, Paramount se pone en contacto con Los Angeles Times para que el periódico se convierta en el socio de la campaña. La extravagante idea: colocar un pequeño dispositivo electrónico o, como lo llamaron, “un dispositivo musical digital”, en el interior de los estantes o “racks” donde la gente puede comprar directamente los periódicos. 

Estantes similares a este iban a ser el “gancho” de la campaña.

Este dispositivo estaría colocado de manera estratégica para que el cliente no lo viera al abrir los estantes (en realidad simplemente lo iban a pegar con velcro en una zona fuera de la vista). De esta forma, cuando alguien abría un estante para recoger sus periódicos, sonaba de manera sorprendente la melodía de Misión Imposible. Según el propio Times, esto tenía como objetivo convertir en una “misión extraordinaria” la “experiencia cotidiana del estante de periódicos”. 

No suena sorprendente, lo sabemos, pero, por la razón que sea, aquel publicista lo vendió tan bien a Paramount que se colocaron 4.500 dispositivos al azar por toda la ciudad de Los Ángeles. Si sigues sin hacerte una idea del dispositivo, aquí va un vídeo de alguien que se hizo con tan preciado tesoro:

Sin embargo, la campaña iba a tomar un giro inesperado. De hecho, el plan funcionó mejor de lo que esperaban. Tanto, que esa “misión extraordinaria” iba a tomar lugar en la vida real. 

Una experiencia demasiado sorprendente

El 28 de abril de 2006, un residente de Santa Clarita, California, se acerca para comprar su periódico. De repente, detecta algo extremadamente extraño en el estante. El hombre ve sobresalir una especie de cable y rápidamente se imagina lo peor.  Minutos más tarde, informa a la policía sobre un dispositivo sospechoso conectado a una máquina de monedas para recoger los periódicos de L.A. Times en la intersección de Sand Canyon y S. Canyon.

Poco después, la policía recibe una segunda llamada llamada. En este caso desde el Centro Médico de Asuntos de Veteranos, en el oeste de Los Ángeles, allí se descubre otra de las extrañas cajas.

Al parecer, algunas de las cajas de música que se suponía estaban escondidas dentro del quiosco, cayeron sobre los periódicos, revelando parte de ellas o los cables diseñados para reproducir la música. Como la campaña no se había anunciado en ningún sitio porque formaba parte de la “sorpresa”, cuando alguien (en el contexto de 2006) veía la situación, podía pensar que estaba ante algún intento de atentado. El resultado: civiles asustados pensando que una bomba estaba a punto de detonar. 

Es posible que parezca el argumento de una parodia de la propia Misión Imposible, pero eso fue lo que ocurrió.

Tras las llamadas de alerta, los escuadrones antiexplosivos se presentaron en las dos zonas de interés. En el primero de los casos, el escuadrón no tuvo miramientos. Evacuó la zona, cerraron los comercios y llevaron a cabo una explosión inteligente, volando el estante de noticias sospechoso de terrorismo.

En el otro lado de la ciudad, en el oeste de Los Ángeles, el Centro Médico fue evacuado al completo y, según informaron los medios, alrededor de 300 personas y pacientes terminaron desplazados a cientos de metros en pánico durante una hora y media mientras los equipos de explosivos analizaban la situación y el interior del estante de periódicos.

Antes de llevar a cabo la segunda de las explosiones, el jefe del escuadrón recibe una llamada. Los Angeles Times se había puesto en contacto con la policía para explicar que todo se debía a una campaña para Misión Imposible 3.

Así se ponía fin a una de las acciones más estrepitosas que se recuerdan en Hollywood. Lo que comenzó como una promoción aparentemente inofensiva se convirtió en un incidente de interés nacional, lo que obligó a Paramount a repensar toda su estrategia de marketing para las películas de Misión Imposible en el futuro. Un hecho que también se debió, no sólo a la mala prensa, sino también a la amenaza de acciones legales.

Al parecer, ocho meses después de que ocurrieran ambos incidentes, el estudio fue advertido de una posible demanda federal por parte de la fiscal federal adjunta Linda Kontos, con el coste de los daños y perjuicios a la empresa. Solo el Centro Médico ascendía a $92.855.

Lo cierto es que nunca se llegó a los tribunales. Paramount, L.A. Times y una empresa de publicidad pagaron 75.000 dólares para resolver demandas por negligencia. Las tres empresas acordaron pagar sin admitir irregularidades.

Desde entonces, Paramount lo ha tenido bastante claro en las campañas de la saga. ¿Para qué demonios iniciar acciones de dudoso éxito cuando tienes a tu actor protagonista llevando a cabo las escenas y acrobacias más espectaculares de la historia del cine sin necesidad de dobles? 

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