Un grupo internacional de científicos de la expedición del Schmidt Ocean Institute ha descubierto una fauna marina inédita hasta ahora. El equipo estuvo probando nuevas tecnologías de cámaras durante el viaje y dio con más de 50 especies de criaturas submarinas nunca antes vistas que viven en el Océano Pacífico en lo profundo de la costa de Chile. 

Un Coronaster (un género de estrellas de mar de la familia Asteriidae).
Imagen: Schmidt Ocean Institute

Tal y como han explicado, observaron 160 especies en la Cordillera submarina Salas y Gómez, una cadena montañosa de origen volcánico en el Océano Pacífico Sudoriental, que no se sabía que vivieran en la región. El equipo explica que al menos 50 de estas especies son nuevas para la ciencia.

Entre los especímenes hay de todo, desde calamares, peces, corales, moluscos, estrellas de mar, esponjas de cristal, hasta erizos de mar, cangrejos o langostas. Además, registraron un avistamiento del animal dependiente de la fotosíntesis más conocido del mundo: un Leptoseris, comúnmente conocido como coral arrugado.

Un hidroide.
Imagen: Schmidt Ocean Institute

La forma con la que dieron con estas especies resultó clave. Al parecer, probaron nuevas tecnologías de cámaras, incluido un sistema de cámara estéreo e hiperespectral desarrollado por MBARI (Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey). Los ingenieros esperan ampliar dichas tecnologías de bajo coste para respaldar mejor los estudios de biodiversidad en el fondo marino.

Según un comunicado de la directora ejecutiva del Schmidt Ocean Institute, la Dra. Jyotika Virmani:

El equipo internacional a bordo del Falkor (también) emprendió un largo viaje para arrojar luz sobre esta importante cadena montañosa submarina, aunque poco cartografiada, del Pacífico sur y su diverso ecosistema. El Schmidt Ocean Institute apoya a los ingenieros que desarrollan tecnologías novedosas y las nuevas cámaras probadas agregaron inmensos detalles y mostraron más fácilmente los colores increíblemente vibrantes bajo el agua y, en el futuro, nos ayudarán a comprender mejor la vida marina.

Un pulpo.
Imagen: Schmidt Ocean Institute

Por cierto, además de localizar seres vivos, la expedición llevó a cabo un estudio hidrográfico de las características geográficas del fondo marino. Se cartografió un total de 78.000 kilómetros cuadrados de fondo marino, incluidos seis montes submarinos que aún no habían sido documentados.

Un coral Chrysogorgia y una langosta que se encuentran en el flanco norte de Motu Motiro Hiva, una isla deshabitada a lo largo de la cresta Salas y Gómez.
Imagen: Schmidt Ocean Institute

Recordamos que cuando hablamos de monte o pico submarino nos referimos a una montaña submarina con laderas empinadas que suelen ser restos de volcanes extintos. En mar abierto, sirven como colmenas de biodiversidad, proporcionando superficies para corales, esponjas, peces, cefalópodos y crustáceos de aguas profundas.

Un pez dragón de aguas profundas, un superdepredador con enormes mandíbulas llenas de dientes en forma de colmillos, que se encuentra en el flanco sureste de un monte submarino inexplorado y sin nombre.
Imagen: Schmidt Ocean Institute

En el caso que nos ocupa, como los que se encuentran en la Cordillera Salas y Gómez, también sirven como una “parada” vital que apoya la migración de criaturas marinas como ballenas, tortugas marinas, peces espada, atunes y tiburones.

Un sifonóforo de Bathyphysa.
Imagen: Schmidt Ocean Institute

Se trata de segunda expedición a la zona realizada por el Schmidt Ocean Institute este año. En febrero de 2024, su primer viaje a la zona reveló 100 nuevas especies, entre ellas corales, esponjas de cristal, erizos de mar, anfípodos y langostas.

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