Lo primero que vemos en el plano es la llegada de una hormiga hasta una aparente e inofensiva oruga. Por supuesto, esta última es de todo menos ordinaria. De hecho, todo es una careta. Sir Richard Attenborought nos lo recuerda enseguida. La hormiga analiza a la criatura, se sube, olisquea, y la oruga comienza con sus primeros trucos de magia. Van a ser tan solo tres para comenzar la función, suficientes para que la hormiga obrera la considere una de las suyas y se la lleve hasta la guarida donde se encuentra el resto de la colonia. Una vez dentro, dará comienzo uno de los mayores trucos del reino animal.

El vídeo que vamos a ver a continuación se grabó el año pasado en una de las series de vida salvaje de la BBC.

Como decíamos, en esta primera parte de la secuencia que vamos a ver hay tres trucos alucinantes con los que la oruga consigue engañar a la hormiga obrera. Primero, libera una gota de melaza de una glándula en su espalda, incitando a la hormiga a acercarse a ella. Luego, cuando ha logrado atraerla, inicia un segundo truco más asombroso que el primero: comienza a inflar de aire su extraño cuerpo en un ritual fascinante para los ojos.

Finalmente, lo suelta haciendo un sonido que se asemeja a la llamada de socorro de una hormiga reina, bañando a la obrera en feromonas embriagadoras.

La primera actuación, fascinante, ha terminado. La hormiga no tiene dudas, toma a la oruga y la lleva hasta el nido de hormigas como si la estuviera rescatando.Veamos la secuencia antes de seguir comentando:

Como vemos, las hormigas aceptan a la oruga como si se tratara de una “reina extranjera”. Una vez dentro, puede ir y hacer lo que quiera. Rodeada de miles de hormigas que pueden aniquilarla cuando quieran, finalmente obtiene la recompensa por su engaño.

Y es que esta oruga es una de las pocas en el mundo que se vuelve carnívora. 

Así, en los siguientes seis meses de cautiverio y engaño, la oruga se va a alimentar lentamente de todas las larvas de hormiga indefensas que se encuentra en su camino. Comerá y comerá hasta que su cuerpo crezca hasta cien veces el tamaño de su estado original en el que entró en la guarida. Cuando la oruga, en una suerte de metamorfosis digna del mejor film de ciencia ficción, ha consumido a la mayoría de la colonia de hormigas, se convierte en prisionera de sí misma.

Alrededor de un año más tarde, la criatura realiza su asombroso truco final. En un día cualquiera de la primavera, emerge del sudario de su crisálida como una imponente gran mariposa azul adulta, la conocida como hormiguera de lunares (Phengaris arion).

La escena que acabamos de ver, una auténtica maravilla que deja sin palabras, fue clave para la especie. Hace 40 años fue declarada extinta en el Reino Unido. Sin embargo, la mariposa, con una envergadura de más de cinco centímetros, resucitó con la reintroducción de su especie desde Suecia en 1984 y ha prosperado desde entonces.

¿Cómo? Gracias al entendimiento. Una vez los científicos pudieron capturar por primera vez el extraordinario ciclo de vida de la criatura, descubrieron que la oruga engaña a las hormigas rojas haciéndolas creer que es uno de sus gusanos para ser transportada bajo tierra y finalmente alimentarse de las larvas que la rodean hasta emerger 10 meses después… para vivir apenas unas semanas como mariposa.

Solo así, los conservacionistas pudieron revertir su destino.