Plutón es más pequeño que la Luna, y sin embargo, tiene indicios de actividad geotérmica interna. La cuestión es que los astrónomos no se ponen de acuerdo sobre qué mecanismo es exactamente el que genera ese calor. Pues bien, ahora resulta que no es el único. Otros dos objetos transneptunianos, Makemake y Eris, también gozan de este mecanismo interno según un nuevo estudio.

Makemake y Eris son dos planetas enanos situados en el Cinturón de Kuiper, más allá de la órbita de Neptuno. Eris es más o menos del mismo tamaño que Plutón, aunque un 27% menos masivo. Por su parte, Makemake es mucho más pequeño (un 60% del diámetro de Plutón). Su masa no ha podido estimarse con exactitud. Este gráfico de objetos transneptunianos te dará una mejor idea.

Comparativa de tamaños de los objetos transneptunianos más grandes. | Foto: Fobos32 CC BY-SA 3.0

Apenas tenemos imágenes sobre Iris y Makemake que no sean un burdo grupo de píxeles, pero el James Webb ha aportado datos muy interesantes sobre la composición de ambos objetos. Concretamente, el telescopio espacial ha permitido calcular la proporción de isótopos de deuterio en las moléculas de metano que cubren la superficie de Makemake e Iris. La presencia más o menos abundante de este isótopo de hidrógeno permite determinar con bastante precisión la antigüedad del metano presente en ambos planetas enanos.

Lo que los investigadores han descubierto y publicado en un nuevo estudio en la revista Icarus es que ese metano es más reciente de lo que se pensaba (menos de 4.000 millones de años). Esa antigüedad apunta a que el metano de la superficie procede de procesos geotérmicos internos (géiseres o incluso vulcanismo de algún tipo), lo que viene a confirmar que tanto Makemake como Iris han tenido mecanismos geotérmicos generadores de calor como Plutón. Quizá los sigan teniendo.

El origen de ese calor interno sigue siendo incierto. Quizá se deba al decaimiento nuclear de isótopos en sus núcleos. Quizá tenga algo que ver con la influencia gravitacional de Neptuno, por débil que sea. Hasta podría ser una clave que nos sugiera(otra vez) la presencia de un hipotético planeta 9. Lo importante es que no se trata de mundos completamente muertos. La presencia de actividad geológica significa que podría existir el calor suficiente como para permitir agua líquida o incluso océanos subterráneos como el que hemos descubierto recientemente en Mimas. La presencia de agua, a su vez, podría significar vida de algún tipo.

Por supuesto, todo esto son conjeturas, pero la posibilidad de que encontremos vida microbiana en algún objeto de nuestro propio Sistema Solar aumenta con cada nuevo mundo geológicamente activo que encontramos, y ahora mismo tenemos dos nuevos lugares donde buscar.

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