Al nombre de Lingotto responde un distrito de Turín (Italia), sin embargo, si por algo es conocida esta zona es por la historia automovilística que tiene detrás. De hecho, Lingotto es también el nombre que se le da a un edificio en la Via Nizza, un enclave que una vez albergó una arquitectura imposible (o impensable) en la actualidad.

En efecto, Lingotto fue la fábrica de automóviles construida por la mítica empresa automovilística italiana Fiat, y aunque hoy ha cambiado albergando la sede administrativa del fabricante y como centro polivalente proyectado por el arquitecto Renzo Piano, hace casi un siglo, allí se probaban los prototipos de automóviles más avanzados de la época (Fiat, y lo hacían en el mismo techo de la fábrica.

Para llevar a cabo esta construcción histórica se necesitaron siete años, desde 1916 hasta que se dio por finalizada la obra en 1923. Su diseño fue obra del arquitecto Giacomo Matté-Trucco, una arquitectura majestuosa y modernista que se caracterizaba por tener cinco plantas, con 500 metros de largo y una altura de 28 metros, situando la entrada de las materias primas por la planta baja y utilizando un sistema de ensamblaje donde los coches se construían en línea recta “caminando” y ascendiendo por el edificio.

Vista histórica del edificio Lingotto con la pista de pruebas en el tejado (1928).
Foto: Dominio Público.

De esta forma, y aquí viene el detalle que enmarcaría esta obra arquitectónica como única en su especie, al llegar a la planta final, los vehículos terminados emergían al nivel del tejado para pasar a una pista de pruebas de 1,5 km de longitud, convirtiéndose en la fábrica de automóviles más grande del mundo.

Un dato que da fe del imponente edificio: el mismísimo Le Corbusier lo llamó “uno de los monumentos industriales más impresionantes” y “una guía para el urbanismo”. Entre los autos que se construyeron en su interior (hasta 80 modelos diferentes), cabe destacar el mítico Fiat Topolino de 1936.

Con el tiempo, llegaron los cambios. La fábrica quedó obsoleta en la década de 1970 y se tomó la decisión de cerrarla en 1982. Dicho cierre provocó un encendido debate sobre su futuro y cómo recuperar un “monumento” histórico e industrial de la zona. 

Lingotto (1966).
Foto: Dominio Público.

Así fue como se celebró un concurso de arquitectura que finalmente fue adjudicado a Renzo Piano, quien imaginó un espacio público para la ciudad. La antigua fábrica se reconstruyó para convertirla en un complejo moderno, con salas de conciertos, cines, teatro, centro de convenciones, galerías comerciales y hasta un hotel. 

La parte este del edificio es la sede de la facultad de Ingeniería Automotriz de la Universidad Politécnica de Turín. Las obras finalizaron en 1989 y la pista se mantuvo (y aún hoy se puede visitar en el último piso del centro comercial y hotel).

Última fase finalizada con La Pista 500.
Foto: Benedetto Camerana

El año pasado, en 2022, se finalizó el proyecto del jardín en la azotea bajo el nombre de La Pista 500. En este caso, la obra fue encargada por Fiat y diseñada por Benedetto Camerana, de Camerana & Partners, inspirándose en el High Line de la ciudad de Nueva York. Entre otras cosas, la obra implicó plantar 40.000 plantas y árboles alrededor de la pista de pruebas.

Por cierto, tras la última instalación, Camerana proclamó que se trataba del jardín colgante más grande de Europa, aunque lo cierto es que el Nature Urbaine de París es un pelín más grande (y el proyecto francés es una granja en la azotea en funcionamiento y no estrictamente un jardín).

En definitiva, un final acorde para una arquitectura que ya forma parte de los libros de historia.

3 respuestas a «Cuando Fiat probaba sus nuevos autos en el tejado de su propia fábrica»

  1. Pero entonces ya no se puede subir en coche a la pista?…buu…

  2. ¡Cómo mola!

  3. […] un publicista visionario entró en una reunión que estaba teniendo lugar en el cuartel general de Fiat. El hombre estaba tan seguro de su plan que nadie le dijo que no. Aquel día se dio forma a una […]

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