Desde Alien a Interstellar o Prometheus, el cine nos ha mostrado muchas veces una tecnología que aún no existe: la del hipersueño. Sin embargo, el secreto tras las cápsulas que permiten a la tripulación de naves espaciales dormir durante viajes largos y despertar como si nada hubiera pasado está hoy un poco más cerca gracias a unos expertos en animación suspendida: los tardígrados.

Un equipo de investigadores liderado por la Universidad de Wyoming acaba de demostrar cómo algunas de las proteínas presentes en el cuerpo de estos microorganismos puede ser usada para producir un efecto de estasis biológico similar en células humanas. El estudio con los resultados acaba de publicarse en la revista Protein Science.

La proteína induce a la célula a un estado de animación suspendida cuando se ve sometida a estrés ambiental, permitiendo así reducir los procesos celulares y sobrevivir con mayor facilidad a la fuente de ese estrés. “Lo increíble es que cuando introducimos esas proteínas en células humanas, estas entran en un estado de gel y frenan su metabolismo exactamente igual que los tardígrados”, explica Silvia Sanchez-Martinez, del Departamento de biología molecular de la Universidad de Wyoming. “Cuando pones células con esas proteínas en un estado de bioéstasis, se vuelven más resistentes al estrés. Lo que significa que adquieren esa habilidad de los tardígrados.”

La parte más importante es que ese estado se revierte. Cuando el estrés ambiental desaparece, las proteínas del tardígrado se disuelven y la célula vuelve a su estado normal.

Aún es muy pronto como para decir que hemos logrado el descubrimiento que nos permitirá dejar humanos en animación suspendida de cara a eventuales viajes espaciales, pero es un comienzo. De momento, el hallazgo permitirá conservar tratamientos en casos en los que no hay disponibles sistemas de refrigeración, o alargar las condiciones de almacenamiento de terapias celulares como las que involucran el uso de células madre. No está nada mal para empezar.