En el año 2013, Alan Moore estaba tremendamente ocupado. El legendario escritor de obras maestras como Watchmen o V for Vendetta apenas salía de su casa en Northampton tratando de atar varios proyectos, algunos simples esbozos de historias que no había concretado, pero también en medio de su segunda novela, Jerusalem, o el posible relato del último capítulo de esa apasionante historia que es The League of Extraordinary Gentlemen. En este contexto, Moore apenas podía responder las innumerables muestras de cariño que le llegaban en forma de carta desde hace años. Sin embargo, una se coló hasta la mesa de su despacho. La firmaba un pequeño de 9 años que respondía al nombre de Joshua.

La novela Jerusalem iba a acabar publicándose en septiembre de 2016. Sin embargo, y como decíamos, se trataba de un acontecimiento sin igual en la vida Moore. Tras su primera novela, La voz del fuego, el público iba a poder disfrutar de un trabajo que comenzó a escribir en 2008 y que contaría con un millón de palabras, es decir, que la segunda novela del señor Moore sería más larga que la propia Biblia, dos veces Guerra y Paz y más del doble que la trilogía de Tolkien. 

Moore explicó en muchas entrevistas que mientras se acercaba el final de la segunda novela, sentía más presión, no tenía tiempo para nada porque su cabeza solo giraba en torno al proyecto de Jerusalem junto a otros que se le agolpaban en la mesa. 

Es curioso, porque de él se han contado infinidad de mentiras y leyendas que junto a algunas anécdotas reales han dibujado a un personaje pintoresco fuera del terreno profesional. Lenguaraz y declarado anarquista, cuando habla no suele dejar títere con cabeza. Quizá por esa razón, muchos separan el terreno profesional, del que pocas dudas existen – un auténtico dios de la historieta – al hombre que se esconde tras el escritor, un personaje críptico, tan misterioso y alabado por muchos, como odiado por otros.

Pues bien, en esta pequeña historia de correspondencias entre él y un joven fan vamos a tirar por tierra cualquier idea preconcebida de Alan Moore.

Como decíamos, la historia tiene lugar en medio de un incesante trabajo del escritor en 2013. Un suceso que hubiera sido anónimo si no hubiera acabado en el volumen de Letters of Note, donde un día recibieron un correo de un padre que decía así:

Mientras mis hijos estaban en la escuela primaria, ambos hicieron un ejercicio de inglés en el que escribieron cartas a sus escritores favoritos. De hecho, ambos lo hicieron dos veces, y tres de esas veces recibieron una carta modelo de los editores. Sin embargo, mi hijo menor escribió una carta a Alan Moore y recibió una respuesta maravillosa, junto con un libro y algunas obras de arte iletradas de The Roses of Berlin que aún no se habían publicado.

Veamos la transcripción original de la entrañable carta del pequeño Joshua a Moore:

Querido Alan Moore

Le escribo porque quiero saber más sobre sus cómics, incluidos V de Vendetta, Watchmen, League of Extraordinary Gentlemen y Swamp Thing. También quiero agradecerte por hacer novelas gráficas tan increíbles, ¿cómo hiciste cosas tan maravillosas?

El primer libro que vi fue V de Vendetta, que tiene una historia brillante y es genial cuando hace volar el Parlamento. También me encanta su increíble máscara. Watchmen fue el segundo libro, hasta ahora el mejor que he visto: Rorschach es mi personaje favorito, luego el Dr. Manhattan y, por último, el Comediante. Me gusta la forma en que usa un lanzallamas como encendedor y una carita sonriente como insignia. Mi tercer favorito fue la League of Extraordinary Gentlemen. Me gusta la forma en que se parece más a un libro porque tiene muchos escritos y también me gustan las cosas que han recopilado. Considerándolo todo, eres el mejor autor de la historia de la humanidad. Por favor escribe de nuevo.

Joshua

Como decíamos, aquella carta estaba destinada a llegar hasta las manos del ocupado artista. Moore la leyó y posiblemente quedó tan prendado de las bonitas palabras que le dedicaba un niño de nueve años que no pudo evitar escribirle de vuelta de la manera más extraordinaria que podía hacerlo alguien como él. 

La respuesta es simplemente una maravilla que pocas veces se da. Delata, no solo la generosidad del autor, sino hasta qué punto es posible que se haya identificado con Joshua en su niñez, abriéndose a contarle trazos de su infancia y adolescencia con ese humor tan socarrón del autor.

Les dejamos con la transcripción de la misma. Que la disfruten:

Querido Joshua

Bueno, antes que nada, gracias por tan preciosa carta. Pido disculpas si esta respuesta es un poco corta, pero estoy trabajando muy duro en seis cosas diferentes a la vez en este momento, y sé que si pospongo la respuesta para más tarde, cuando tenga más tiempo, podría perder tu carta (deberías ver todos los libros, papeles y desorden llenando casi todas las habitaciones de mi casa), o no responderte por alguna otra razón. Después de tus amables palabras sobre mí y mis escritos, realmente no quería hacer eso, así que aquí estoy en una extraña media hora entre terminar un trabajo y comenzar otro.

Estoy muy contento de que hayas disfrutado tanto de mis cosas, especialmente porque la mayoría de mis lectores hoy en día son personas casi tan mayores como yo. Por supuesto, aprecio a mi audiencia, por muy mayores que sean, pero es particularmente gratificante pensar que tengo lectores inteligentes y aventureros de tu edad. Es el tipo de cosas que, cuando tomo mis pastillas de vitaminas y las tomo con Lemsip, me hacen sentir como si todavía estuviera “jugando con los niños”.

Libros como Watchmen, V de Vendetta y Swamp Thing se escribieron cuando yo apenas comenzaba mi carrera en la década de 1980, cuando tenía veintitantos o treinta años. Me alegro de que todavía se puedan disfrutar hoy en día, y en cuanto a cómo los escribí… bueno, supongo que tengo que decir que comencé cuando tenía tu edad o un poco más joven, simplemente enamorado de cómics o libros llenos de ideas brillantes que encendían mi imaginación. Desde muy joven, intenté emular a las personas cuyas historias leía escribiendo pequeños relatos, poemas o incluso pequeños cómics dibujados con bolígrafos de colores en papel rayado y luego grapados. No estoy diciendo que estas cosas fueran buenas, pero me divertí muchísimo haciéndolas y al menos me enseñaron los inicios de las habilidades que mi escritura necesitaría en el futuro.

Además de escribir y dibujar, también leía todo lo que podía sobre las cosas que me interesaban… es por eso que las bibliotecas son tan importantes… ya sean libros, cómics o cualquier otro medio que pudiera conseguir. Cuando leía cosas, una parte de mí (probablemente la mayor parte) simplemente disfrutaba la historia porque era muy emocionante, aterradora, divertida o lo que fuera, mientras que otra parte de mí intentaba descubrir por qué lo había hecho. Disfruté mucho de lo que fuera. Intenté comprender qué había hecho el autor que había tenido un efecto tan poderoso en mí. Podría ser algún efecto ingenioso al contar una historia que me había hecho cosquillas en el cerebro, o podría ser un poderoso uso del simbolismo que había tocado una fibra profunda y enterrada dentro de mí, pero fuera lo que fuera, quería entenderlo porque pensé que si entendía estas cosas, probablemente sería mejor escritor que si no las supiera.

A medida que crecí, aunque descubrí que todavía disfrutaba mucho de los libros y cómics con los que había crecido, descubrí que podía apreciar todo tipo de escritos y arte que no había podido conseguir antes, y comencé a aplicar las lecciones que había aprendido de todas estas fuentes a mi escritura. Por tanto, cuando finalmente entré en el campo del cómic cuando tenía veintitantos años, probablemente obtuve una gama mucho más amplia de influencias que la mayoría de los otros escritores del sector en ese momento y fui capaz de producir un trabajo que era muy diferente a lo que se había visto antes. Me gustaba experimentar con cosas (todavía lo hago, de hecho) y tratar de pensar en una forma diferente a la hora de escribir una escena o una historia específica. Creo que una de las cosas más importantes para cualquier artista o escritor es que siempre debe progresar y probar cosas nuevas, porque eso es lo que hará que tu trabajo se sienta fresco y animado para tus lectores incluso después de veinte o treinta años. Sí, significa que tienes que trabajar más duro, pensar más y, en general, seguir esforzándote y poniendo a prueba tus límites, pero en mi opinión, los resultados definitivamente valen la pena.

Aunque todavía estoy muy orgulloso del trabajo que hice en todos los libros mencionados anteriormente, el hecho de que ya no poseo ninguno de esos títulos (me temo que todos pertenecen a grandes empresas, quizás poco escrupulosas compañías de cómics) significa que siempre estoy más interesado en mi trabajo más reciente, así que me alegré de que te haya gustado The League of Extraordinary Gentlemen, que Kevin y yo todavía poseemos y nos divertimos mucho haciendo. Sé que un joven muy inteligente llamado Jess Nevins dirige un sitio web en el que revisa todos los volúmenes de The League y señala los diferentes libros, obras de teatro, películas e historias a las que hacemos referencia. Aunque muchos de los libros mencionados pueden resultar bastante aburridos hasta que seas mayor, hay algunos que realmente te encantarán y algunos de ellos podrían ayudarte a disfrutar de The League un poco más.

Hablando de The League, adjunto un par de cosas a esta carta, incluida una copia del nuevo libro Heart of Ice. En caso de que no hayas visto el volumen III de League, Century (que aún no está disponible en forma recopilada), el personaje principal de Heart of Ice es la hija del Capitán Nemo original, Janni Dakkar, quien con cierta reticencia asumió el mando de el Nautilus cuando su padre murió de vejez en 1910. Heart of Ice muestra a Janni intentando recuperar algunas de las glorias pasadas de su padre y termina topándose con un escenario de la obra del maestro estadounidense de cuentos extraños, H.P. Lovecraft. Además de esto, también incluyo un par de páginas de arte iletrado que recibí de Kevin para el próximo libro de la serie, que se titula The Roses of Berlin. Nadie excepto yo, Kevin y nuestros editores los hemos visto todavía, así que esta es una vista previa especial solo para ti. Por favor, protégelos con tu vida (no literalmente, por supuesto), y no dejes que entren a Internet ni a ningún otro lugar… Quiero decir, estoy seguro de que ni se te ocurriría algo así, pero es que Kevin pone mucho trabajo en estas páginas, y quiere que la gente las vea cuando estén correctamente escritas, coloreadas y todo, y como parte de la historia real a la que están destinadas. De todos modos, espero que las disfrutes.

Bueno, acabo de mirar el reloj y me di cuenta de que será mejor que vaya al centro de la ciudad (Northampton) si quiero comprarle un regalo a mi esposa Melinda por nuestro aniversario de bodas el domingo. Gracias de nuevo por una gran carta y gracias por llamarme el mejor autor de la historia de la humanidad, algo con lo que no necesariamente estoy de acuerdo que sea completamente cierto, pero que bien podría terminar usando como cita en la contraportada de uno de mis libros algún día. Ah, y por favor dale mis saludos al colegio Naseby. Recibe más de un par de menciones en mi próxima novela Jerusalem, de la que actualmente estoy a dos capítulos de terminar.

Cuídate, Joshua. Evidentemente es usted un joven de extraordinario buen gusto e inteligencia, y confirma mis sospechas de que Northamptonshire es un condado tocado por los dioses.

Te deseo lo mejor, tu amigo.

[Firmado ‘Alan Moore’]

(Mejor Autor de La Historia de la Humanidad. ¡En tu cara, Shakespeare, Joyce y Cervantes!)

Por cierto, cuando Moore le decía al pequeño Joshua que quizás incluiría la cita donde le nombraba “el mejor autor de la historia de la humanidad” en la contraportada de alguno de sus libros, no era una broma.

Tres años después de aquella correspondencia entre ambos, se publicaba la segunda novela de Moore, Jerusalem.

¿Adivinan la cita que aparecía en la parte posterior del libro? 

Moore, genio y figura.

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