Hubo un momento en la historia, cuando empezaron a existir los conciertos orquestales y aparecieron las salas de conciertos, donde aparentemente surgió un problema que debía legislarse. Las notas graves viajaban con más fuerza que las agudas debido a que las orquestas competían por lograr el sonido más “brillante”. Los cantantes criticaron la tendencia, debían esforzarse más de la cuenta y podían dañar su herramienta de trabajo. Todo ello acabó desembocando en una de las decisiones más insólitas del Tratado de Versalles tras el fin de la Primera Guerra Mundial: establecer a través del artículo 282, apartado 22, que 435 Hz será el tono de concierto estándar de las naciones firmantes.

Para entender esta decisión hay que retroceder en el tiempo. La afinación occidental es el sistema de afinación musical más común que tenemos hoy en día, y se estandarizó para que los músicos pudieran estar en sintonía entre sí. Se basa en que la nota La por encima del Do central está calibrada a 440 hercios o ciclos por segundo.

Si uno se acerca a un piano bien afinado, o a un piano electrónico, buscas el Do central y cuentas 5 teclas blancas hacia la derecha, llegarás a La. Si tocas esa nota, el tono será de 440 hercios, es decir, 440 vibraciones por segundo, o algo muy parecido. 

440 hercios significa que las cuerdas vibran 440 veces por segundo, lo que hace que la tapa armónica (en el caso de un piano acústico) vibre 440 veces por segundo, lo que a su vez genera una onda de compresión en el aire de la habitación que realiza 440 pequeñas compresiones de viajes aéreos por segundo, y permite escuchar el sonido.

Foto: Dominio Público.

Sin embargo y como decíamos, el La sobre el Do medio no siempre ha sonado a 440 hercios. Durante las épocas medieval, barroca y renacentista, las orquestas locales basaban principalmente su afinación en el órgano de tubos de la iglesia. Dado que los órganos de tubos son lo que se denomina como temperamentales, y necesitan una mayor cantidad de mantenimiento, tenía sentido que las orquestas basaran su afinación en torno al órgano. Esto puso al Do central en un rango entre 374hz y 567hz. Y a medida que la música orquestal se alejó del órgano de tubos, la mayoría de las orquestas afinaron el Do central entre 415 hz y 430 hz.

¿Qué ocurrió? Que en el siglo XIX, las salas de conciertos europeas se construían cada vez más grandes, lo que hacía que las orquestas afinaran mucho más por encima de esos 430 Hz. En una habitación grande, las notas de frecuencia más baja viajarían más lejos que las más altas, y las notas de frecuencia más alta también serían absorbidas más fácilmente por los materiales de construcción. Las notas altas se atenuarían y toda la orquesta sonaría apagada. Para compensar, las orquestas afinaban cada vez más alto para lograr ese sonido más brillante que comentábamos.

Como consecuencia de ello, se puso a prueba a los fabricantes de cuerdas, porque las cuerdas más antiguas se rompían constantemente. Desarrollaron cuerdas hechas de acero y nailon para hacer frente a este aumento en la afinación. Fue entonces cuando los cantantes de ópera pasaron a ser los más afectados. Forzaban sus voces tratando de cantar piezas clásicas que fueron escritas originalmente entre 415hz y 430hz. 

Foto: Dominio Público.

En este punto de la historia, la tensión sobre los cantantes llamó la atención del gobierno francés, y fue en gran medida lo que llevó a una serie de intentos de crear una afinación estándar, incluido el mandato para que el Do central fuera de 435 Hz en el artículo 282 del Tratado de Versalles de 1919.

Con todo, la Royal Philharmonic Society de Londres aún sintonizaría más alto, aproximadamente a 439 Hz. Esto se debió a que el mandato especificaba que el Do central debía ser de 435 Hz según un diapasón de un peso específico a 15 grados Celsius. La temperatura se especificó para que el diapasón de metal pudiera reproducirse con precisión, pero hablamos de Reino Unido y sus peculiaridades, y las orquestas británicas razonaron que sus salas de conciertos eran más cálidas que eso y, por tanto, para compensar afinarían más alto.

Finalmente, en 1939, otra conferencia de naciones decidió convocar y establecer una sintonía estándar de una vez por todas. La llegada de las transmisiones de radio había hecho que fuera imposible ignorarlo porque se podían escuchar orquestas sintonizadas en diferentes frecuencias consecutivas. En dicha conferencia se decidió configurar el Do central a 440 Hz sin importar la temperatura de la sala de conciertos.

2 respuestas a «Cuando el Tratado de Versalles estandarizó el tono musical de los conciertos a 435 Hz»

  1. Muy interesante, pero sin un vídeo en los que se pueda apreciar la diferencia que se señala no me entero de nada.

  2. Hay importantes errores que enturbian el contenido del artículo. Se agradece la divulgación musical pero hay que revisar mejor lo que se escribe, empezando por cambiar Do por La como nota clave para la afinación (al principio del artículo sí aparece correctamente).

Deja un comentario

historias destacadas

Descubre más desde LUDD

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo