En ningún momento de los primeros minutos de la brutal secuencia de inicio de Tiburón (1975), una de las grandes obras maestras de Spielberg, aparece la temible criatura. Esta es una de las claves que hizo de la escena algo memorable. El miedo y la sugestión ante aquello que no vemos pero nos imaginamos. Eso, y los primeros acordes de una partitura para la historia. Por supuesto, hay mucho más. Esta fue la historia del rodaje de una secuencia para la posteridad, tanto, que bañarse a la luz de la luna en el mar nunca volvió a ser igual.

Recordemos la escena para refrescar la memoria: tras unos títulos de crédito con imágenes del fondo del mar y esa melodía apoteósica de Williams, vemos una fiesta en una playa entre un grupo de jóvenes. Chrissie Watkins (Susan Backlinie) sale de la misma justo después del anochecer. Un chico la sigue, y la joven le incita a meterse con ella en el agua. 

La chica finalmente entra y la vemos alejarse nadando, con el mar en calma, en una secuencia aparentemente idílica. Sin embargo, en la soledad del mar, de repente siente que algo tira de ella desde abajo. Lo que sea la sacude violentamente y la mueve de un lado a otro antes de finalmente ser arrastrada bajo el agua.

El mar vuelve a estar en calma, pero sabemos que la chica está allí, bajo el mar, agonizando, y eso lo cambia todo. Veamos la secuencia:

Lo cierto es que se ha hablado mucho del uso tan inteligente que hace Spielberg de lo desconocido y lo invisible en Tiburón, pero en ninguna parte es más evidente que en la escena inicial de la película. Susan Blacklinie, la actriz especialista, tenía ganchos atados y los buzos la tiraban. Además, es la primera vez que el mundo escuchaba esa icónica partitura de John Williams, cuya lenta y pulsante construcción se convirtió instantáneamente en un clásico que cambia el estado de ánimo. 

El problema técnico que desembocó en una genialidad

Empecemos por lo primero de todo: la melodía.

El tema de John Williams es una de las partituras cinematográficas más memorables jamás compuestas. Curiosamente, cuando interpretó por primera vez su inconfundible ritmo bitono para Spielberg, el director pensó que estaba de broma.

Sin embargo, la simplicidad de la melodía es lo que la hizo tan efectiva. Esos dos tonos cada vez más rápidos se han convertido en sinónimo de la sensación de ser perseguido sin descanso. Como en Psicosis o en Halloween, el espectador se estremece con los primeros acordes de una composición para la posteridad:

Pensemos en el público que vio por primera vez la escena inicial. Dado que no presenta al prota, el Jefe Brody, Spielberg hace creer a los espectadores que la joven Chrissie que se va al agua es el personaje principal del film, y lo hace para que luego muera en cuestión de minutos. Además, al abrir con un ataque de tiburón que no vemos, el director inicia la película con un gran susto que introduce la amenaza del monstruo. Dicha escena inicial pone al público al borde de sus asientos de inmediato.

Spielberg es un genio, pero lo cierto es que parte del éxito de la legendaria escena no tiene tanto que ver con el director, sino con una serie de fallos técnicos que lo obligaron a rodar la película de esta manera. De hecho, en total, el tiburón sólo tiene unos cuatro minutos de tiempo frente a la pantalla. ¿La razón? Problemas técnicos con los que, eso sí, Spielberg aprovechó la limitación a su favor para convertir la película en una obra maestra hitchcockiana de tensión cinematográfica.

Imagen: IMDb

La clave, irónicamente, fue el propio tiburón. En muchas de las escenas de ataque de la película, el plan original era que el público realmente viera a la criatura marina. Sin embargo, debido a los numerosos problemas mecánicos del tiburón robótico (apodado “Bruce“), Spielberg se vio obligado a utilizar la cámara para simular el punto de vista de la criatura. 

Imagen: IMDb

No lo sabía entonces, por supuesto, pero lo más probable es que esto terminara “salvando” la película y ayudó a que se convirtiera en el clásico que es hoy. 

Imagen: IMDb

Spielberg contaba hace unos años en el docu Making of Jaws (lo enlazo en el vídeo más abajo) que había decidido desde el principio no mostrar el tiburón al público en la escena de entrada:

Pensé que lo que realmente podía dar miedo era no ver el tiburón sino simplemente ver el agua; porque todos estamos familiarizados con el agua; muy pocos de nosotros hemos estado en el agua con un tiburón, pero todos hemos ido a nadar. Y la idea de que esta chica fuera a nadar y el público nadara con ella habría sido demasiado extraordinaria si, como un leviatán, el tiburón hubiera salido del agua con las fauces abiertas y hubiera caído sobre ella… Ha sido un estreno espectacular para la película. Pero no habría habido nada primitivo en ello; simplemente habría sido un “momento monstruoso” que todos hemos visto. 

Imagen: IMDb

En última instancia, durante el ataque, el director quería que el público imaginara lo que estaba sucediendo debajo, en lugar de mostrarlo. Finalmente terminó siendo una técnica perfecta, ya que la imaginación de uno realmente puede volar y pensar en casi cualquier cosa que esté atacando al personaje.

Con respecto a cómo se logró exactamente el movimiento de sacudidas para la escena, Susan Backlinie (Chrissie) era una especialista. Como contó la propia actriz: 

La primera sacudida que hizo Steven. Tenía un cable que llegaba hasta el frente de mi estómago e iba a un ancla que estaba en el fondo del océano… y luego simplemente se sentaba y cuando quería que lo tiraran, simplemente tiraba.

Luego, para lograr que el tiburón “golpee” de lado a lado, se conectaron cables a cada lado de la actriz y se tendieron sobre dos pilotes. Finalmente, estos cables se tendieron hasta la playa, donde varios integrantes del equipo del rodaje en cada línea tiraban de los cables yendo y viniendo hasta dos marcas diferentes colocadas en la playa. Además, para garantizar la seguridad de Backlinie, la equiparon con una cuerda especial que podía tirar para liberarse de los cables que la tiraban en cualquier momento.

Por cierto, otro detalle menor a destacar en la realización de la escena fue el gorgoteo desesperado de Chrissie durante el ataque. Para lograr dicho efecto de sonido de ahogamiento, se colocó a la actriz, con la cabeza hacia arriba, frente a un micrófono, desde donde se vertió agua desde arriba por su garganta. Sí, llegaron hasta ese nivel de detalle. 

Tras Tiburón, en un lapso de 12 años, de 1975 a 1987, se estrenaron hasta cuatro películas. Abarcaban casi toda la gama de géneros partiendo del terror pero, por supuesto, ninguna como la original, esa cuya escena inicial ya marcaba el resto del film logrando que el miedo a lo desconocido se convierta en el monstruo más temible de todos.

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