Antes de llevar a cabo el estudio que se ha publicado en la revista Violence and Gender, la mayoría podíamos intuir que existen diferencias entre hombres y mujeres cuando hablamos de la experiencia de caminar a solas por la noche. Los resultados del estudio, a través de mapas de calor, revelan claramente hasta qué punto existe esa diferencia.

Para ello, investigadores de la Universidad Brigham Young, la Universidad George Washington y la Facultad de Medicina de la Universidad de Utah, analizaron datos de 571 estudiantes universitarios de Brigham Young, 56% mujeres y 44% hombres. Se les pidió a los estudiantes que completaran una encuesta sobre caminar a casa y seguridad.

Luego, los investigadores dieron a los estudiantes 16 fotografías de diferentes lugares del campus y sus alrededores en diferentes momentos del día, y les pidieron que se imaginaran caminando solos a través de la imagen. El siguiente paso consistía en pedirle a los estudiantes que hicieran clic en las áreas de la imagen que más les llamaron la atención.

Finalmente, los investigadores utilizaron estos datos para crear mapas de calor que muestran percepciones colectivas de seguridad. Al comparar los mapas de calor generados por participantes masculinos y femeninos, pudieron identificar y analizar las diferencias en cómo hombres y mujeres perciben la seguridad y el riesgo en el campus.

Veamos el mapa del estudio:

Robert A. Chaney, Alyssa Baer, and L. Ida Tovar. Gender-Based Heat Map Images of Campus Walking Settings: A Reflection of Lived Experience. Violence and Gender.ahead of printhttp://doi.org/10.1089/vio.2023.0027

Tal y como cuentan en su estudio, encontraron marcadas diferencias según el género. Descubrieron que las mujeres tienden a estar atentas mucho más atentas a su entorno fuera del camino, a lo que las rodea, tales como áreas o zonas oscuras y arbustos, lo que indica un mayor miedo a los delitos personales y sexuales. Esto era especialmente cierto por la noche. Pero incluso cuando había caminos iluminados, las mujeres todavía se concentraban en las áreas alrededor del camino.

Los hombres, por el contrario, se centran más en los pasillos, en el camino que tienen por delante. Dicha disparidad sugiere que las experiencias y los temores de las mujeres ante la delincuencia influyen significativamente en su percepción de seguridad. Según los autores:

Los mapas de calor resultantes representan quizás lo que la gente piensa, siente o hace mientras se mueve por estos espacios. Antes de comenzar el estudio, esperábamos ver algunas diferencias, pero no esperábamos verlas tan contrastantes. Es realmente impactante visualmente.

A pesar de los intentos de mejorar el medio, como la iluminación, es probable que estos hallazgos representen un problema más sistemático, que se extiende a otras áreas de la vida de las mujeres. Los resultados presentados aquí pueden ser un útil inicio de conversación para reconocer diferentes experiencias vividas y comenzar a reclamar espacios cotidianos para la libre movilidad.

El equipo recuerda que el estrés de tener que estar atentas a diario a las amenazas afecta el bienestar físico, emocional y social de las mujeres, junto con sus patrones de sueño y rendimiento académico.

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