Hasta las mejores sillas de oficina con ruedas tienen un punto débil: las ruedas. Normalmente están hechas en plástico duro que hace mucho ruido y tiende a rayar los suelos de madera. Yo he solucionado ese problema cambiando las ruedas originales de mi silla por unas de goma. Esto es lo que he aprendido por el camino.

Todas las ruedas de oficina se sujetan a los brazos que forman las patas de la silla mediante un vástago (el palito ese de metal) de 11mm de diámetro y 22 de largo. Las sillas de Ikea, sin embargo, usan un vástago específico. Tenlo en cuenta a la hora de comprar. Ten en cuenta también la altura completa de la rueda. Puede ocurrir que compres un modelo más bajo o más alto que las ruedas de tu silla y eso afecta a la altura de la propia silla.

En cuanto al tipo de rueda, las hay simples, dobles y esféricas. Las primeras son las que mejor corren en suelos con moqueta o alfombra, pero en suelos duros de madera o cemento son rapidísimas. Quizá demasiado si no te gusta que tu silla responda al más mínimo de tus movimientos acelerando como un Mustang. Las ruedas dobles hacen más fricción y por tanto se mueven con menos facilidad, pero creo que hacen algo más de ruido, y no ruedan tan bien sobre moqueta.

Finalmente están las esféricas, que parecen un término medio entre las simples y las dobles. Las AGPTEK que he comprado me están funcionando de maravilla. No rayan el suelo de parqué, y tras varias semanas aún no he visto que se hayan desgastado lo más mínimo. Eso sí, hay decenas de modelos más baratos si lo que buscas es gastar lo mínimo.

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