Los rodajes de cine están repletos de anécdotas que darían para otras películas. Uno de esos momentos tiene que ver con lo ocurrido durante el proceso de búsqueda del actor protagonista para Superman (1978). Otro ocurrió poco después de comenzar la producción, cuando los productores le piden a Christopher Reeve que use músculos falsos debajo del traje del superhéroe. Esta fue la historia del origen de Superman (la película) y de cómo en el proceso se puso demasiado cachas… con la ayuda del mismísimo Darth Vader.
A mediados de la década de 1970, los productores Alex e Ilya Salkind no paraban de darle vueltas a la historia que tenían entre manos. Si Superman: The Movie se convertía en el primer largometraje de superhéroes de gran éxito, podrían vivir el resto de sus vidas en una piscina tomando el sol. La duda, en cualquier caso, era razonable. Hasta entonces, todo lo que tenía que ver con superhéroes y cierto éxito venía del Batman de 1966, una producción “divertida”, pero muy alejada de la grandiosidad y “seriedad” que buscaban ambos productores.
Además, la negociación con DC Comics por los derechos cinematográficos duró meses, principalmente porque a DC le preocupaba que el proyecto pudiera convertirse en un fracaso estrepitoso que diera vergüenza ajena. Superman era la gallina de los huevos de oro, y por nada del mundo querían que afectara negativamente a su personaje principal. Para que nos hagamos una idea, cuando terminaron las negociaciones, “en los contratos se detallaba que los artistas firmados para interpretar a Superman y Lois Lane no debían haber tenido conexión alguna con películas pornográficas“.
Con este nivel de exigencia, la búsqueda del Superman perfecto era clave para el equipo de producción. La elección iba a encumbrar o tumbar la mega producción y, tratándose de una historia donde el protagonista es un tipo en calzoncillos y capa roja, el cuerpo del superhéroe debía ser “perfecto”, o como los productores detallaron, “fuerte y musculoso, sin llegar a ser una especie de Goliat”. Obviamente también, debía tener cierta similitud a los rasgos del cómic.
Dos años buscando a Superman
El proceso para dar con el hombre que iba a interpretar al superhéroe se inició en el año 1975, poco después de anunciarse a Guy Hamilton como director. Entonces no lo sabían, pero este casting iba a ser el principal retraso del film. Nada menos que dos años, hasta febrero de 1977, para encontrar finalmente al héroe con capa. Se cuenta que posiblemente pasaron centenares de actores y decenas de pruebas de audición con los más probables.
Y como en toda gran producción, muchos “casi”, actores legendarios que por una u otra razón al final no llegaron al papel.
Que se sepa oficialmente, el primer candidato fue Robert Redford, pero el “rubio de oro” dijo que no a la propuesta de Salkind. Tras Redford la propuesta se hizo llegar a otras figuras del séptimo arte como Paul Newman (rechazó el papel de Superman y el de Lex Luthor) o Warren Beatty (lo mismo). Luego saltaron a otro prototipo de actor. Se acercaron a Arnold Schwarzenegger, aunque finalmente decidieron que su acento austriaco no funcionaría.
Siguiente parada: Clint Eastwood. Volvieron por donde entraron, al igual que con Steve McQueen. La leyenda cuenta que Sylvester Stallone quería el papel a toda costa, pero como ocurrió con Arnold, los productores lo vieron “demasiado italiano” para interpretar a Superman.
De Stallone a Kris Kristofferson, Robert Wagner, Charles Bronson, James Caan, James Brolin o Ryan O’Neal. Nada, por una cosa u otra, no había forma de dar con el tipo que debía interpretar al personaje de DC. Leyenda o no, se dice que Alex Salkind estaba tan desesperado que se reunió con el agente de Muhammad Ali sin haber visto nunca a la leyenda del boxeo. Cuando le enseñaron una foto del bueno de Ali, Salkind se quedó sin palabras.
A finales de 1976 la producción tuvo otro contratiempo. Guy Hamilton tenía que abandonar el proyecto. En noviembre, Richard Donner se hace con el puesto de director. La producción todavía estaba recorriendo la larga lista de seres humanos vivos que pudieran mantener el proyecto a flote. Una cosa estaba clara: si no podían encontrar a alguien que interpretara a Superman, no había película.
Poco después, surge una anécdota muy recordada por el equipo de producción. La esposa de Ilya Salkind tenía una cita con un dentista en Beverly Hills. La mujer acude y un hombre empieza a limpiarle los dientes. La esposa abre los ojos y… “¡Pero si es Clark Kent!”, exclamó al ver el rostro que tenía delante. Ese día, de regreso a la mansión, le contó Salkind que había encontrado a su Superman.
Aquel dentista no había actuado en su vida, pero estaban tan desesperados que le ofrecieron una prueba de pantalla. El hombre en cuestión se llamaba Don Voyne y la prueba fue…. Mejor verla:
Cuando ya estaban a punto de dar por perdida la posibilidad de levantar el proyecto de Superman, apareció Christopher Reeve, quien se encontraba inmerso en un pequeño papel de una obra teatral en Nueva York, My Life de Corinne Jaecker de Circle Repertory Company.
Alguien le hace llegar la noticia de que “buscaban a Superman”. El agente de Reeve les hizo llegar el interés en el papel y la directora de casting Lynn Stalmaster tuvo el don de ver el potencial que nadie más vio en la producción. Al parecer, la mujer situaba, cada vez que podía, la foto de Reeve por encima de la pila de “posibles”, mientras Donner y los productores la ponían en la última fila.
Finalmente, le dan una oportunidad. Cuando se vieron, Donner no estaba especialmente entusiasmado. ¿La razón principal? Su cuerpo. Reeve era un tipo enorme y por aquel entonces algo desgarbado, por lo que el director pensó que era demasiado joven y delgado para el papel.
Así, el 1 de febrero de 1977, Christopher Reeve apareció en el set de los estudios Shepperton con un leotardo acolchado de Superman y betún negro en el pelo. Sudaba por todas partes debido a las luces del estudio. De hecho, el actor no podía disimular las manchas oscuras de sudor debajo de sus brazos. Sin embargo, era el elegido.
Veamos aquella prueba de la escena de la entrevista con Lois. Se daba, por fin, luz verde al proyecto:
Superman cachas gracias a Darth Vader
Si nos fijamos bien, hay una diferencia “de peso” entre el Christopher Reeve actor de las pruebas, y el Christopher Reeve Superman que aparece finalmente en la película. Como contamos al principio, era primordial para el equipo de producción que el personaje tuviera la definición perfecta, y a Reeve lo veían muy delgado para lo alto que era.
Así, los productores le sugieren que use músculos falsos debajo del traje, Reeve se negó en rotundo a cambio de llevar a cabo un intenso programa de entrenamiento, y es en este punto de la historia donde aparece David Prowse, el actor que interpretó a Darth Vader (al menos físicamente; James Earl Jones, por supuesto, proporcionó esa voz icónica).
Prowse completó la imponente figura de Darth Vader en la trilogía original de Star Wars, vistiendo el legendario traje negro y la máscara de Vader. El actor inglés, también culturista e instructor de entrenamiento con pesas, convirtió al personaje en una amenaza física, así que cuando llegó el momento de que Christopher Reeve interpretara a Superman, fue a Prowse a quien recurrió el actor en busca de ayuda.
Según explicaba Prowse a The Hollywood Reporter hace años: “Recibo una llamada de Dick Donner y me dice: ‘¿Puedes ir al estudio lo más rápido que puedas? Tenemos un Superman’”.
Prowse entrenó a Reeve durante seis semanas. Como él mismo explicó:
[Christopher Reeve] fue fantástico. Era una persona encantadora. Éramos como hermanos, nos llevábamos muy bien juntos. Y durante el período que lo tuve, lo saqué de 77 kilos cuando empezamos a 96 kilos cuando se puso el traje.
Meses más tarde, se contaba a Los Angeles Times sobre el rodaje de Superman y el cuidado y la alimentación que llevaba el actor:
Christopher Reeve ya almorzó dos veces, unas comida caliente y otra fría, y se tomó la segunda de sus cuatro bebidas multivitamínicas al día. Ahora era la hora del té y él actor atacaba un gran plato de pasteles con evidente entusiasmo.
“No es avaricia”, dijo disculpándose. “Es sólo que si me salto una comida pierdo peso, y eso sería un desastre”.
Christopher Reeve, de veinticuatro años y 1,93 metros, normalmente pesa 77 kilos. Lo cual no fue lo suficientemente bueno para su papel de Superman en la epopeya de 25 millones de dólares o más que ahora se está filmando en los estudios Pinewood en las afueras de Londres. Sea lo que sea Superman, no lo es. Así que Reeve fue llevado al comedor y al gimnasio, y después de varios meses de comer cuatro comidas copiosas al día y hacer horas de ejercicio en el club deportivo y la piscina de Grosvenor House, alcanzó unos respetables 96 kilos.
Y pudieron quitarle los músculos falsos del body azul, adornado con una S en rojo y oro, que usa en sus misiones para salvar el mundo.
Además, de manera muy astuta, los productores también lanzaron un vídeo donde se veía a Reeve poniéndose en forma y sudando la gota gorda. En el mismo, el actor cuenta sus rutinas y el trabajo físico tan exigente para cumplir con el estándar de Superman:
La cuestión es que, en esta parte en particular, hay que empezar desde fuera y trabajar hacia dentro. Puedes hacer todo el trabajo interior que quieras, y aun así no te llevará a Superman si no tienes la fuerza física para hacerlo… La cuestión es que cuanto más fuerte me vuelvo… Y todavía no soy tan fuerte, pero estoy logrando eso; cuanto más fuerte me vuelvo, más ayuda mi actitud mental hacia el papel…
Por cierto, hay una leyenda que cuenta que Prowse esperaba ser elegido como el propio Superman, y que el trabajo de entrenar a Reeve fue una especie de premio de consolación.
Lo cierto es que no tiene mucho sentido, aunque la aparición de “Darth Vader” para esculpir el cuerpo de Superman sí que no parece una decisión baladí, por mucho que se diga que fue Reeve el que lo solicitó en primer lugar. Juntar al villano de Star Wars, que unos meses antes había reventado la taquilla, y unirlo a la producción en ciernes, parece una estrategia de marketing ganadora.
Sea como fuere, fue tal el cambio físico, en el que Reeve trabajó continuamente durante la filmación, que incluso tuvieron que volver a filmar escenas anteriores, ya que no coincidían con tomas posteriores. Evidentemente, los poderes de su personaje son ficticios, pero el actor logró que sus bíceps fueran muy reales y no esas piezas falsas debajo de la faja como pretendía el equipo de producción.
Christopher Reeve interpretó a Superman en cuatro películas: Superman, Superman II, Superman III y Superman IV: The Quest for Peace. El actor murió en 2004.