Su nombre es Marcel Paul, estudiante alemán de ingeniería que hasta hace tres días era anónimo. Sin embargo, una nueva entrada en el libro Guinness de los récords ha situado al joven en el mapa. Tras 10 meses de trabajo modificando un coche de juguete, el aspirante a ingeniero ha conseguido convertirlo en un vehículo extremadamente rápido capaz de alcanzar velocidades de hasta 148 km/h. Dicho de otra forma, es oficialmente el coche de juguete para montar más rápido del planeta.

Para ser más específicos, y como detallan en Guinness con su certificado, el coche de juguete ha alcanzado la velocidad máxima de 148,454 km/h. Paul vive en Alemania y estudia ingeniería eléctrica en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Fulda.

Paul durante el proceso de modificación.
Foto: Guinness

Tal y como se explica en la página de los récords, el logro no se trata sólo de velocidad, sino también de la innovación y determinación que le llevó cerca de un año. Por tanto, también se ha premiado un proceso de investigación y modificación de diez meses que ejemplifica el espíritu de creatividad y perseverancia.

La velocidad récord de 148,454 km/h supera el récord anterior (de 141 km/h) y demuestra las habilidades de ingeniería y la dedicación del joven. Veamos el vídeo del “bólido” de juguete logrando el récord:

En cuánto al proceso de transformación del juguete, Paul empezó comprando un Baby Porsche 911 de la empresa BIG para utilizarlo como base del proyecto. Luego, le construyó un chasis de aluminio, bajó la suspensión y reemplazó el volante original por uno “similar” al de carreras.

Finalmente, encargó a una empresa la creación de un pequeño motor eléctrico y una batería según las especificaciones que había investigado, todo con el fin de garantizar que encajaran en el pequeño marco, ya que una de las máximas que se propuso fue mantener la apariencia de un coche de juguete.

Foto: Guinness

Y sí, para todo esto es necesario dinero, y Paul encontró patrocinador para un montante de 10K, lo que exigía la loca idea. Una vez modificado por completo, llevó el auto de juguete al circuito de Hockenheimring en Alemania para probarlo. Allí, y como vemos en el vídeo, montó en la recta más larga con la que consiguió el récord.

Por cierto, como él mismo cuenta, en el último momento realizó un ajuste que podría haber resultado en un absoluto desastre: eliminó los límites del controlador. “El cambio no fue probado y podría haber provocado una sobretensión durante el intento de récord. Esto habría provocado que el vehículo simplemente se apagara durante el intento. Afortunadamente esto no sucedió”, zanja en la entrada de Guinness.

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